lunes, 31 de agosto de 2009

las lomas, universidad rafael landivar, zona quinceeeeee

Me encanta moverme en camioneta! además de poder viajar tranquilo sin entrar en el frenetismo del tráfico, leyendo, contemplando, meditando; me parece que es una de las mejores maneras de no perder contacto con la realidad, con la vida cotidiana de la urbe... por eso renuncié al carro hace más de cuatro años. Después de haber crecido en un pueblo moviéndome a pie, y cuando era necesario, en "pesero" (como se llaman en México), llegué a la ciudad de Guatemala y de entrada carro - parecía imposible moverse de otra manera -, pero al tiempo me empezó a hacer falta el contacto ese que se vive en la calle y en las "burras", así que decidí deshacerme de él.

En las camios, por ejemplo, me he dado cuenta de lo desfasado que está el discurso del racismo y la discriminación en Guatemala. Para variar, aquí todo y todos somos una mierda! un país racista, discriminador, excluyente y bla bla bla, pues resulta que ya viviendo la calle me doy cuenta de que no es tan así (y ojo con el "tan así"). Talvez el Estado sigue funcionando sobre mecanismos que reproducen estos males y cierran espacios a ciertos sectores, pero el pueblo de a pie parece haberlos trascendido (con sus muchas excepciones). En la burra, donde se vive la interculturalidad del día a día, la cosa es muy diferente, la gente ya casi no establece estas distinciones; las señoras se juntan en los asientos y se van platicando, los jóvenes le ofrecen el asiento a los mayores, a las embarazadas o mujeres con niños (cuando se dignan), el brocha ayuda a subir los bultos; y no importa si este es ladino, indígena, chino o lo que sea... simplemente ocurre. Otra cosa es cuando lo que conviven son diferentes clases económicas, de la raza que sean. Como suele pasar, la realidad ha superado por mucho a la teoría imperante en las élites intelectuales que se dedican a diagnosticar al país desde sus escritorios... pero bueno, ya me estoy desviando del tema que son las camionetas, y esto daría para mucho...

Además de poder uno hacer sus propios diagnósticos, en las camios se viven todo tipo de situaciones, desde las muy terribles como un asalto - que afortunadamente no me ha ocurrido en lo que llevo de usarlas -, hasta las escenas más tiernas como una pareja de ancianos disfrutándose el viaje entre risas, besos y caricias... aquí algunas de las que me han tocado últimamente:

Hoy en al mañana el piloto traía puesto un disco con una muy buena selección de música. Cuando me subí estaba el buki con la de "Tu hombre perfecto", y ya venía yo pensando en lo que bien me ha dicho mi madre durante toda la vida (que es una de sus más fieles fans), que ese güey lo que canta es filosofía popular pura! cuando de pronto termina la canción y comienza, casi que como respuesta y muy elocuentemente, paquita la del barrio "Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefecio mal hecho..." jaaaajajaja, y como tres señoras por lo menos se ponen a cantarla con todo el sentimiento del caso. La filosofía popular tiene tantas maneras de expresarse pensé yo...

El otro día se sube un chino con un gran canasto y desde que le pidió permiso al piloto para vender, ya se podía intuir que se trataba de todo un personaje... bueno, pasó por el pasillo con una gran sonrisa, y con su mal hablado español decía "deliciosossssssssssss panecillos, pluebe sus delicioooosoossssss panecillos pala endulzalse la vida... señola, señol, pluebe su panecilloooo" y metía la cabeza entera en su canasto haciendo "mmmmmmmmmmmm" y la volvía a sacar estirándose para arriba como una serpiente llamada por la flauta hipnotizante de su encantador, lo que en este caso era el olor de los deliciosos panecillos lo que lo poseía de esa manera (que dicho sea de paso, en verdad eran deliciosos)... fue todo un performance.

La semana pasada se subió un tipo con un walkman, si!!! un walkman!!!!!!, de esos para escuchar cassettes de los que usaban una cintilla café que se enrollaba y desenrollaba de un lado a otro para reproducir la música, ¿se acuerdan? tenía años de no ver a alguien con una de esas reliquias... me quedé pensando en la vida de ese señor, ¿qué música estaría escuchando que todavía estaba en cassette? ¿qué música escuchaba en general? ¿cómo sería su casa? ¿estaría llena de antigüedades de ese tipo? en fin...

Ese mismo día un viejito le hizo la parada al bus con su credencial del programa de vejez y sobrevivencia en mano, para ejercer su derecho de viajar gratis, y el piloto, cuando lo vió, se pasó de largo. El viejito ya ni se sorprendió, ni le mentó la madre ni nada, al parecer ya estaba acostumbrado... no hay duda que hay de pilotos a pilotos, pero ¿qué dicen de nuestro país este tipo de actitudes tan recurrentes? sin duda que, generalizando, "los camioneteros" tienden a ser unos verdaderos hijos de puta, pero al final ni son los únicos, ni dejan de ser producto de un sistema que nos involucra a todos...

Y si, existe una falta de conciencia urbana y social que todavía nos hace mucha falta superar, y en la que todos estamos inmersos... y como no hay mejor manera que empezar por uno mismo, en el ánimo de comenzar a sentar nuevos paradigmas de urbanidad, hoy les digo a los señores conductores: tengan en cuenta que sea como sea, que si los pilotos son abusivos o no, que si manejan bien o mal, se paran a media calle a recoger gente o solo en las paradas, existe una máxima que me contó una amiga que traen escrita las "guaguas" cubanas en la parte de atrás, y que encierra un profundo contenido social, y dice: "llevo la vía porque traigo a la mayoría"



* Foto: "Niña en la camioneta" de Eny Roland Hernández Javier

lunes, 24 de agosto de 2009

Haroldo

El domingo en la madrugada me enteré de una noticia que me dio muchísima tristeza: la muerte de Haroldo. Desde hace rato que andaba mal... la última vez que lo vi estaba prácticamente en los huesos, tan débil que no podía ni hablar bien y lo tuve que ayudar a levantarse.

Aunque no creo que haya pasado los 15 o 16 años, su muerte era cuestión de tiempo... fue de esas vidas que desde el principio están condenadas a no durar mucho y por las que no se puede hacer mucho tampoco, lo que resulta más duro todavía.

Yo, al igual que muchos otros que nos consideramos sus amigos, no sabía tanto de él. Estaba ahí desde la primera vez que llegué a las Cien Puertas, vendiendo discos y dvd´s que nunca funcionaban, borradores, lapiceros, muñequitos, estampas, pulseras o cualquier otro cachibache que se encontrara por ahí tirado o "mal parqueado". Me quedarán de recuerdo varias de las cosas que le compré o que me regaló alguna vez.

Era como andrógino, de rostro lindo y estilo medio amanerado, lo que le daba un aire como de dandy callejero. Siempre con el corte de pelo bien fashion y a cada rato con un estilo diferente... por más que varios tratamos de hacerle confesar dónde o quién se lo cortaba nunca nos dijo, guardando tan empecinadamente el secreto que terminó diciendo que lo hacía el mismo, lo cual era material y corporalmente imposible.

Si pienso en él, lo primero que se me viene a la cabeza es su sonrisa llena de inocencia y dulzura, combinada con una mirada fuerte que cargaba toda la crudeza y la intensidad de la calle.

Su muerte pareciera encajar con el final de una era para muchos: el Pasaje, que se ha ido prostituyendo de un tiempo acá que se puso de moda, cada vez se pone más turbio y se refleja en su nuevo público violento y decadente; ya no dejan entrar a los vendedores ambulantes como Haroldo, que además de ser amigos, le dan ese aire de hogar, de lugar conocido; los que íbamos preferimos ya no ir, en fin...

Espero que si en verdad hay vida después de la muerte, se le haga justicia al haroldito y le toquen mejores condiciones que en esta... que esté por ahí sonriéndole al universo, con la misma dulzura e inocencia que la vida esa tan dura que le tocó en este mundo nunca le pudo quitar y que siempre nos compartió...

miércoles, 19 de agosto de 2009

Janis

Siempre he sentido una especial debilidad por los "artistas malditos", esas almas atormentadas que buscan refugio en lo más sórdido y lúgubre. Bohemios que echan mano de drogas y alcohol para ayudarse a lidiar con éste mundo hostil que lastima... de una dulzura e inocencia incomprendidas, mutiladas... que logran transmitir con una intensidad única ese desmadre de amor y dolor que tortura. Artistas que, en su gran mayoría, no llegan a ver el fruto de su obra porque prefieren irse antes de tiempo... o en el tiempo preciso quizás.

Hoy me encontré con este homenaje fotográfico a una de las reinazas: Janis Joplin, acompañado por una de sus interpretaciones que más me remueven las tripas...

martes, 18 de agosto de 2009

Síndrome de Abstinencia y Resbaladero Gigante

No conocía este grave mal hasta hoy que lo padezco en carne propia. Resulta ser que hace un poco más de una semana vinieron de visita Julio y Claudia, mis hermanitos mexico-salvadoreños, con la novedad de que, en solidaridad con "el gallo" que por chara resultó con los tiglicéridos altos, se habían puesto el reto de no chupar ni fumar por un mes. Después de tratarlos de convencer de que aunque sea una chelita, que por el gusto de la visita, que la radicalidad es mala y tal, y de que los dos se mantuvieron férreos en su decisión, me dije a mi mismo - a vaya! si estos dos cabrones pueden dejar los vicios por un mes, me canso que yo no! - y decidí ponerme el reto yo también.

El caso es que, a una semana y tres días de haber tomado dicha decisión, he empezado a percatarme de que estoy más insoportable de lo normal: subidas y bajadas de ánimo, hipersensibilidad, irritabilidad, acidez hacia el prójimo, desgano, etc., etc., etc... todos rasgos comunes de mi personalidad, lo que ahora se han potenciado como por diez mil y se me juntaron todos al mismo tiempo!

El fin de semana por ejemplo, me encerré en mi casa y decidí no contestarle el teléfono a nadie... solo salí a ver dos obras de teatro que me removieron hasta las entrañas, acentuando la chaqueta mental que ya me traía y la consecuente depresión. El sábado, después de la segunda obra, regresé a hacer limpieza a mi casa frenéticamente - ensuciando y limpiando, ensuciando y limpiando -. Después traté de leer un poco pero no pude porque la ansiedad estaba descontrolada... al rato llegó la Aída, yo vi un par de pelis y ella se las durmió.

el resbaladero...

Al día siguiente la meches llegó con la misión irrevocable de sacarme de la casa y llevarme a la feria, creo que tenía la leve sensación de que algo no andaba bien, así que no hubo resistencia posible que la hiciera declinar. Es un amor, me llevó de la manita y me invitó de todo, como en tarea antidepresiva.

Me obligó a tirarme del resbaladero gigante, que yo no conocía, prometiéndome que me iba a encantar. Hecho un manojo de nervios (lo cual es normal, pero como ya dije, en este caso, magnificado por la abstinencia), yo sentía que me iba a desmayar en cualquier momento, porque además estaba atascado de gente por ser el último día de feria, así que a mi natural temor a ese tipo de "juegos" se le sumó mi natural paranoia de sentirme observado por multitudes en momentos donde muy posiblemente terminaré haciendo un numerito, como caerme, salir corriendo, gritar aterrado, etc...

Mientras la meches se fue a comprar los boletos, me quedé viendo a la gente que se tiraba del resbaladero, que parecían productos cayendo por la fábrica de la felicidad: de a tres, en grupo, la familia, las amigas, niños, los profesionales que ya hasta hacen tecniquitas, las señoras... todo el mundo bajaba cagándose de la risa, con una cara de plenitud y euforia que está dificil describir (la foto la bajé de internet de un día normal, pero ese día eran como mil resbalosientos). De todas maneras yo seguía cagado... subimos las interminables gradas para llegar hasta donde no hay vuelta atrás, y yo en serio que venía sudando frío y llorándole a la meches para que me dejara rajar... pero no, no tuvo compasión.

Bueno, finalmente me tiré... ucha! qué puedo yo decir... bajé riéndome a carcajadas, rebosante de felicidad... como que todo mi síndrome de abstinencia se hubiera quedado en la cima del resbaladero por la fuerza de la inercia y lo único que corría por mi cuerpo era energía pura que salía en estridentes risotadas por mi boca, feliz como una lombriz. En verdad, para quien no conozca el resbaladero gigante que está en el hipódromo del norte, es de esas cosas que se tienen que hacer por lo menos una vez en la vida... y mejor aún, como terapia en cualquier momento de bajón.

Como conclusión: aunque la verdad verdadera es que en mi afán de demostrarme que mi fuerza de voluntad es ultrapoderosa, no me ha resultado tan complicado dejar de chupar y de fumar, si me alarma un poco la idea de que el funcionamiento normal de mi sistema nervioso (ya lo wikipedié) esté tan alterado por el alcohol y el tabaco, que en su ausencia se comporte de esta manera tan, tannn, tannnnn... INESTABLE! si, esa es la palabra... afectando incluso mi bienestar emocional y salud mental. Y si, tiene toda la lógica si me pongo a pensar en la conexión indestructible cuerpo-mente-alma...

Pero sea como sea, hoy elevo mis manos hacia el cielo y digo: gracias oh señor de la feria y los juegos por poner a nuestra disposición semejante objeto de alivianación como lo es el resbaladero gigante, alabado sea!

sábado, 15 de agosto de 2009

teatro y vida

Ayer y hoy vi dos obras de teatro que, yo no sé si soy yo que por todos lados le ando queriendo encontrar explicación a la crisis existencial de turno o si fue esa magia de la vida que comunmente llamamos casualidad la que me llevó a verlas justo en este momento en que encajan tan bien... pero cada una, con sus respectivas diferencias, me llevaron a reflexiones muy similares.

La primera, ayer en la noche, "Yo, la pura", sobre una chavita que se lanza a los iunaites buscando el sueño americano y termina de prostituta. Desde una realidad muy concreta y paricularmente jodida, nos pone un espejo frente a la cara porque, hay que decirlo, en el mundo de hoy no es sólo el cuerpo lo único que se prostituye... de hecho, a mi juicio, es la forma de prostitución menos degradante que existe. En la búsqueda y la sobrevivencia, sin necesariamente darnos cuenta, podemos terminar prostituyendo demasiado... dejamos de creer y el sueño se ve anulado por la costumbre autómata de hacer "lo que hay que hacer". Cualquiera de nosotros puede terminar parado en esa esquina sucia, oscura, y sentirse atrapado sin ver nada más que eso, la oscuridad... y aún ahí cada quien es quien es, feliz, amargado, libre, preso... soñar para vivir y vivir para soñar termina diciendo al obra.

En lo personal me dejó mucho en qué pensar... el paso inexorable del tiempo que no perdona... seguir postergando - postergándose -, hasta que de pronto ya no hay nada que postergar... ya nomás se vive esperando la muerte. Y es cierto que la realidad se impone, para cada quien en su respectivo contexto y con sus respectivas posibilidades pero se impone, y puede ser aplastante... bien dice el sabio dicho popular que "la vida no es caldo de moronga". Pero aún así la naturaleza es cambio, y en ese cambio siempre hay, aunque mínimo, un margen de intervención, de decisión, que puede se muy sutil, aprovechado o no, y he ahí el dilema...

La segunda obra, "El círculo" del grupo Kaji´ Toj´, con un formato totalmente diferente, en la calle, también trata - o por lo menos para mí - de imposiciones, muertes, nacimientos, renuncias... Esta si me pegó durísimo, talvez que por ser tan abstracta la pude asumir mucho más facilmente o por la intensidad de las actuaciones o yo no sé, pero terminé llorando cual magdalena.

Aunque con una gran carga simbólica, todo ocurre en una realidad x que puede ser cualquiera... es la historia del mundo llena de conquistas y sometimientos, pero también puedo ser yo mismo enfrentando mis propias batallas. En un idioma x que no dice nada y dice mucho, porque al final no son las palabras las que importan, sino el diálogo universal de lo que "es", así, tal cual... que el colectivo kaji´ toj´ maneja impresionamente, con una fuerza y un poder para hacerte sentir lo que en ese momento están sintiendo, lo que en ese momento es... para quitarse el sombrero.

Y ¿cómo se vinculan las obras con lo que estoy viviendo ahora?, pues que de un rato para acá me siento como dividido, como que hay una parte de mí que ha sido negada durante mucho tiempo porque la vida, a veces por decisión y a veces por imposición, me tiene ya sumergido en una dinámica de sobrevivencia (en todos sentidos: económica, humana, social) que no tiene nada que ver con mi esencia más profunda... de pronto me siento muy melancólico, recordándome no solo de lo que por mucho tiempo quise ser y hacer, sino de mi forma de sentir el mundo y de interpretarlo en ese entonces... que hoy - con sus días mejores y peores - se va limitando más que nada a lidiar con él.

Ya sé que sueno patéticamente pesimista, pero no es tan así. Yo al contrario, estos momentos los vivo con una felicidad intensa (que puede ser dulce o amarga), porque es como que todo se me revelara derrepente y ese margen de acción se vuelve más ancho, y entonces ya solo se trata de no dejar ir el momento otra vez, decidir qué es lo que quiero de mi vida y atreverme a hacerlo... nunca es tarde para retomar el camino abandonado o para tomar uno nuevo, sin pensar demasiado, cerrando los ojos para caminar y mantener el equilibrio sobre la cuerda floja, hacerle caso al corazón y dejar que fluya el sentimiento, y entonces, poco a poco, la cabeza volverá a encontrar su lugar.