viernes, 19 de febrero de 2010

Cuilapa y su hospital

Hoy, por azares del destino, me tocó ir al hospital regional de Cuilapa, Santa Rosa. Además de la excelente compañía, proveída por la querida Denise, la breve visita fue toda una aventura reflexiva.

Cuilapa, a simple vista, no tiene nada de especial. En sus calles se respira el abandono en el que se encuentran la mayoría de pueblitos de nuestro querido país. Se preguntaba Denise sobre las expectativas de vida de la gente ahí, ¿casarse y tener hijos que a su vez se casarán y tendrán más hijos? Y sí, esa es la impresión que da, una cárcel de puertas abiertas... ¿habrá peor forma de confinamiento?

El hospital terminó de poner al desnudo la realidad de desamparo en que vive esa gente a quien su país ha dejado en el olvido. Largas colas para cada trámite, interminables esperas para las consultas, heridos, enfermos, niños y niñas llorando o jugando en el pequeño salón de espera, mientras sus padres sudan los obstáculos para lograr la atención médica necesaria... si la logran.

Nos contaba el doctor y amigo que fuimos a ver, que dada la escasez de recursos y espacio, en muchas ocasiones han tenido que poner a dos niños en una sola cuna, que tiene pacientes con tuberculosis a los que no puede tratar porque falta una droga de las cuatro necesarias para el tratamiento. Que en muchos casos no queda más que esperar que la muerte de los pacientes sea dócil, con la impotencia de no poder hacer nada al respecto.

Hace dos días estuve en una reunión de trabajo, donde alguien comentó que se había evaluado a una unidad ejecutora del gobierno que el año pasado recibió una donación internacional para tratar el tema del hambre. El resultado fue que en 2009, en plena crisis alimentaria que cobró tantas vidas humanas, se ejecutó 0 % de ese dinero, por diferentes razones: trabas burocráticas, corrupción, incapacidad, etc... faltaría hacer esas evaluaciones en el sector salud y en muchos otros. La indignación se agolpa en la garganta. Estos crímenes masivos, homicidios lentos y dolorosos ¿quién los castiga? ¿quién los paga? ¿qué pensaría la gente de Cuilapa?

Causas hay miles. Ayer con Aída platicábamos sobre la crisis ética que existe en este mundo, cuyas masas transitamos entre el fanatismo y práctica religiosa que justifica la falta de humanidad en el diario vivir y el individualismo nihilista, efecto del sistema, que no reconoce más principio que "el límite soy yo mismo"... hasta los propios "altermundistas" lo reproducen sin darse cuenta. Una causa que en mi opinión subyace a todas, es la incapacidad de sentir lo que está fuera de uno mismo y, por ende, de respetar la vida en cualquiera de sus presentaciones.

En fin, este amigo mío que hoy en día las tiene en Cuilapa, tiene la idea de crear una ONG y fundar un hogar que reciba a pacientes terminales, para procurarles unos "últimos días" dignos, gestionando medicamentos, alimentos, enseres y demás necesidades. Cualquier apoyo o información (sobre posibilidades de financiamiento por ejemplo) para alcanzar tal objetivo, será de muchísima utilidad.