sábado, 29 de enero de 2011

violencia por aquí y por allá

Hace unos días fui a cenar a un lugar en el centro con un grupo de amigos salvadoreños. En esas estábamos cuando se oyó un desmadre en la calle. Salimos a ver y eran un par de policías dándole una golpiza a un chavo. Me acerqué a preguntarle al que vi menos excitado que porqué lo golpeaban, la respuesta fue que porque andaba robando. - Entonces - le dije amablemente, - ¿porqué no se lo llevan detenido y ya? yo no veo que se esté resistiendo a la detención -. Ya con un poquito más de prepotencia policial y un toque de sarcasmo, me preguntó si era mi familiar... y luego se lo llevaron.

De vuelta al restaurant me quedé masticando la impotencia de no haber hecho nada más, dándole vueltas y vueltas, pensando que al final son lo mismo, solo que unos con uniforme y otros sin. Hasta los mirones que no hacen más que satisfacer su morbo, técnicamente están delinquiendo al ser testigos de un delito y no denunciar (lo cual trataría de comprender si no me pareciera aberrante el placer con que disfrutan en familia del show)

Al día siguiente fui al banco a depositar un par de cheques a mi cuenta, del mismo banco, y uno me lo rechazaron porque no tenía fondos. Resulta que, además de cobrarle Q. 125 a la persona que me giró el cheque, me cobraron otros Q. 10 a mi por "gastos administrativos". Me quedé estupefacto. Ayer me reintegraron ese dinero, luego de haber llamado al departamento de quejas para patentizar mi absoluto rechazo a su nueva política. Quiere decir que son conscientes del abuso que cometen, tanto que si la víctima se queja, lo reponen sin mayor trámite. ¿Y los que no se quejan?

Y así podría seguir dando ejemplos de los miles de atropellos que ocurren cotidianamente, en todos los ámbitos. Para qué mencionar a los delincuentes "de cuello blanco": políticos, empresarios, "líderes" de diferentes sectores, gente influyente que saca provecho de sus circunstancias para abusar cual vil violador del que se encuentra fuera de esas esferas.

Vivimos en un sistema que promueve y justifica la trampa, el engaño, el abuso, como medios para alcanzar al "éxito". Nada nuevo. Donde se satanizan grupos, generalmente pobres y marginados, responsabilizándoles de todos nuestros males; pero donde al mismo tiempo se permite solapadamente cualquier tipo de cabronada, siempre y cuando ocurra en el marco del sistema socialmente aceptado. Eso es violencia, delincuencia.

Mientras no reconozcamos esos lastres sociales en su transversalidad, como paradigmas de nuestra cultura, y dejemos de poner todo el peso en el último eslabón de la cadena; creo que nunca llegaremos a vivir en el mundo ese en el que varios soñamos. Donde podamos vivir tranquilos y seguros. Donde podamos confiar en vez de andar con la paranoia de que te van a meter el gol por donde menos te lo esperas.

Yo, lo único que puedo hacer, es comprometerme a ser más consciente de mis acciones.


1 comentario:

Unknown dijo...

Yo tambien me comprometo a ser mas conciente de mis acciones, a cuestionarme más, a denunciar esas cosas tan pequeñas y "normales" que solo ayudan a que ese sistema siga violandonos. Pero a veces me voy quedando sin muchas ganas, talvez solo es el frio pero de diciembre para aca mas seguido me duele Guatemala.