lunes, 19 de octubre de 2009

revelación cotidiana

Soy la nota roja del diario,
la señora que no saluda
El papá que golpea
y el niño que llora

Soy el beso eterno de dos viejos enamorados
El abrazo de los amigos entrañables

Soy un poco de cielo
y un poco de tierra

El chofer que no respeta,
la pistola que dispara,
el pegamento que se huele,
el dolor en el estómago.

Soy lo que veo, lo que siento,
y cuando me canso de mí,
me duele el pueblo

Soy la vela que se apaga

Soy la fiesta que se prende

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sos un loco pero un excepcional escritor y buen amigo, que galopa y es sensible a lo que ve, lo que le rodea, lo que transita y respira. Y entre tanto decir para algunos, palabras absurdas, tienen su verdad en su justa medida, sin perder su lógica. Lógica que algunos olvidan por el diario vivir que a veces consume, no perdona y aleja, formando la caparazón de la indiferencia...

Jorge Antonio

Anónimo dijo...

he! mu bueno.. los cuerpos macros, los cuerpos micros y las memorias entrelazadas

Cecilia

Anónimo dijo...

Me encanta esta posibilidad que ves que no se es UNO, cuadrado, estático y predecible, sino como humano, sos varios, o variado, sos cuanto te permitís ser, sin auto asignarte títulos ni trofeos ni "defectos" (que según dice mi maestra de yoga, los defectos no existen, úesto que cada ser somos todas las posibilidades y la perfección absoluta a su vez, en todo caso ella hablaba de equivocaciones o decisiones erróneas, pero no de defectos que definan a un ser). En fin, la gracia es que poca gente se atreve a conocerse a sí mismo con honestidad. Me encanta el poema!!

Aída