martes, 26 de agosto de 2008

El juEGO

A veces no te entiendo...
Te ofrecí un poco de mí sin poner condiciones,
y saliste con que lo mío es deseo no correspondido,
cuestión de ego.

Después te encuentro solo,
borracho,
caliente...
Entonces me pides esa noche,
y te ofendes porque no dejo todo de lado...
todavía no conoces la diferencia
entre desear y querer.

Me pusiste el rostro de los que nunca vuelves a ver,
y ahora sí,
¡cruz y calavera!,
ya no quiero envejecer contigo.

2 comentarios: